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Por primera vez en más de un siglo la casa real holandesa no será encabezada por una mujer.

Este lunes, la reina Beatriz anunció que dejaría el puesto en favor de su hijo Willem-Alexander, o Guillermo Alejandro, quien se convertirá en el primer rey del país desde la muerte de Willem II en 1890.Máxima y su familia

Los principales diarios argentinos anunciaron ampliamente el acontecimiento, a manera celebratoria el hecho de que una argentina pudiese ser llamada reina, algo imposible en Argentina donde justamente este 31 de enero se cumplen
Máxima y su esposo 200 años desde que eliminaron los títulos nobiliarios. Hasta la agencia de noticias estatal, Télam, se hizo eco del hecho.Pero en Argentina, estos datos históricos quedaron de lado ante la ascensión al trono, como reina, de Máxima Zorreguieta, argentina, nativa de Buenos Aires, y casada desde 2002 con Guillermo Alejandro.
"Con su simpatía y calidez latina, supo ganarse el corazón de todo el pueblo y hoy, a más de diez años de aquel día en que se convirtió en miembro de la realeza, Máxima se prepara para acceder al honor más grande: convertirse en reina de Holanda y comandar junto a su esposo las tierras que les fueron encomendadas en calidad de soberanos vitalicios", señaló una nota de Silvina Ajmat, en el diario La Nación.



En las redes también cundió una reacción entremezclada entre comentarios de sorpresa, y aquellos de tinte más bien republicano que mostraban su desagrado por el interés generado en la venidera asunción de Zorreguieta como Reina de los Países Bajos.
"La coronación de Máxima como reina de Holanda me genera un interés similar a la limpieza de un baño. O menor" señaló en su perfil de Twitter Ingrid Beck, directora de la revista argentina de sátira política Barcelona.
¿Pero quién es Máxima, y cómo fue que llegó a casarse con el futuro (y ahora actual) rey de un país?

Pasado oscuro

Máxima Zorreguieta es economista, proveniente de una familia de clase media alta, y nació en 1971.
Se graduó en un secundario internacional, bilingüe y cursó en la Universidad Católica Argentina, una de las más costosas (y prestigiosas) del país.
Tuvo varios trabajos, pero como economista se posicionó en altos cargos de varias instituciones financieras internacionales, que la llevaron a estar en oficinas en Nueva York y Europa.
Su último trabajo fue con el alemán Deutsche Bank, como vicepresidenta de ventas institucionales, hasta que conoció al entonces heredero de la corona holandesa.
Cuenta Ajmat que "se conocieron en una fiesta en Sevilla" en el año 2000. En marzo de 2001 la noticia del noviazgo se hizo pública y al año siguiente se dio el matrimonio.

Pero en Holanda no fue tanto la nacionalidad de la nueva prometida del heredero real lo que causó sorpresa.
Fue más bien la revelación de que la llegada de Zorreguieta permitió a muchos holandeses conocer uno de los capítulos más oscuros de la historia argentina.
El padre de la entonces novia, se supo por una investigación efectuada por el historiador holandés Michiel Baud a pedido del mismo gobierno del país, fue un ministro del exgobernante de facto argentino Jorge Videla, quien fue uno de los gobernantes militares que tuvo Argentina entre 1976 y 1983.
En este período de tiempo se estima que unas 30,000 personas resultaron desaparecidas (presumiblemente muertas, pero cuyos restos no se encontró en la mayoría de los casos), a manos de los cuerpos de seguridad del Estado, o de grupos paramilitares que contaban con el apoyo de las autoridades.
La reina Beatriz, Máxima y su hijo Willem-Alexander
La investigación efectuada por el gobierno holandés concluyó que era "poco probable" que el padre de Zorreguieta no estuviese al tanto de lo que ocurría al haber ocupado un alto cargo en dicho gobierno militar.
Por ello, al exministro de Videla se le pidió no viajar a Holanda para el matrimonio de su hija.
Según cuentan conocedores de temas de realeza, tal decisión hizo que Máxima Zorreguieta pidiese un tango de Astor Piazzola llamado "Adiós Nonino (padre)" por haber tenido que llegar al altar sola y no de la mano de su padre.

Trayectoria

Desde que se unió formalmente a la casa real holandesa, los medios de comunicación argentinos han mantenido un estricto seguimiento de lo que sucede con su paisana.
Con frecuencia se le da cobertura de prensa, aunque quizás tal importancia no permea a la conversación cotidiana de los argentinos, que muy probablemente se centra más en la situación económica, la evaluación positiva o negativa de la política de gobierno y el fútbol.
Máxima ahora puede ser reina, porque en 2011 el legislativo de Holanda dio curso a una normativa que le otorgase tal título nobiliario el día de la sucesión.
Y la hasta ayer reina Beatriz así lo hizo. Siguió los pasos de su madre, Juliana, quien le cedió la corona en 1980.
Beatriz fue reina por 33 años y ahora le entregó el trono a su hijo, y convirtió en reina a una argentina.

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