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Durante una de las escenas climáticas del filme familiar animado Turbo, en la que los poderes especiales de un caracol le dan la habilidad de poder competir contra los conductores más rápidos del mundo en el Indy 500, un personaje reclama: “¿Esto es necesario?” Y rápidamente alguien le contesta: “No, pero es bien divertido”.

Aunque eso no sea el momento más importante de la cinta, sí resume el nivel de efectividad de una película que se apoya de una trama bien predecible, pero cuya ejecución logra entretener y divertir.
La película es un cocktail cinematográfico que toma prestado elementos de Cars, Ratatouille, Big y los filmes de The Fast and the Furious que funciona por la efectividad de la jornada emocional del personaje principal.
Aunque este sueña con ser Turbo, un caracol tan rápido que podría competir contra Guy Gagné, el nuevo campeón de NASCAR, la realidad es otra. Todos los días las fantasías de Theo (nombre antes de ser Turbo) son interrumpidas por la rutina de tener que unirse al resto de los caracoles de su jardín para cuidar y consumir la cosecha de tomates que los sostiene.
Esta vida rutinaria y aburrida cambia para siempre cuando el protagonista sufre un accidente que le da lo que tanto anhelaba: todas las características de un carro de carreras. Cuando el destino de Turbo (Ryan Reynolds) se cruza con el de Tito (Michael Peña), un joven mexicano que sueña con lograr que el restaurante de su hermano adquiera fama internacional, su fantasía de participar en el Indy 500 se convierte en una realidad.
Aunque casi todos los elementos cruciales de este filme son “prestados” de otras películas, vale la pena resaltar que la animación es particularmente ingeniosa y de muy buena calidad y que el mundo que el guión ha creado para los caracoles se registra como algo completamente original y logra los momentos más cómicos del filme.
Aún así, la razón por la cual esta cinta no puede ser descartada como un refrito es la efectividad emocional de la historia de un soñador que está dispuesto a sacrificarlo todo para logra que su sueño imposible se convierta en una realidad.
El mensaje de nunca rendirse y luchar por tus sueños de este filme cae en contraste con el de Monsters University, producción que abogaba porque no todos los sueños pueden convertirse en realidad no importa cuanto te esfuerces. Aunque el credo del filme de Pixar tenga una madurez novedosa para un filme familiar, la fantasía de la jornada de Turbo tendrá un impacto emocional mucho más fuerte sobre el público.

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