Ochenta y ocho pianos decorados por otros tantos artistas y personalidades como John Varvatos o Arianna Huffington invaden las calles de Nueva York de la mano de Sing For Hope, una organización sin ánimo de lucro que busca llevar el arte y la música a todos los rincones de la ciudad.
"La idea de este proyecto es que todo el mundo tiene arte dentro y con él damos la oportunidad a la gente de expresar su propio arte", explica en una entrevista con Efe la soprano y cofundadora del proyecto, Camille Zamora, hija de una estadounidense y un español.
Durante sus años como estudiante en la prestigiosa escuela de música Julliard, Zamora ideó junto a su amiga y también soprano Monica Yunus la organización Sing for Hope, que vio la luz en 2006 empeñada en que el arte puede transformar a las personas y comunidades más necesitadas.
Cuatro años después, decidieron reunir 88 pianos, uno por cada una de las teclas que componen ese instrumento, transformarlos en obras de arte gracias a la ayuda de otros tantos artistas, y repartirlos por los cinco barrios de Nueva York para que cualquiera pudiera tocarlos.
"Más que nada, estos pianos tratan de la imaginación de la gente. Todos como niños tenemos ese don de la imaginación, pero ¿qué pasa con los años? A veces, de adultos no somos tan creativos, y este piano es una invitación para conectar de nuevo con la creatividad, con la imaginación", asegura.
Un gran pulpo tumbado sobre la tapa del piano como la mejor "pin up", un manto de césped cubriéndolo como si de un ser vivo se tratara o un gran cerebro pintado que invita a pensar sobre la música son algunas de las propuestas de los artistas que se han embarcado en el desafío de utilizar un piano como lienzo.
Repartidos por las calles de la Gran Manzana hasta el próximo 16 de junio, estos instrumentos transformados en obras de arte sorprenden al viandante, algo "muy difícil de conseguir", según Zamora, y logran que "se tome una pausa, muy importante" en la ajetreada vida moderna.
"La gente se toma el tiempo para tocar, para encontrar su propio artista dentro y para conectar con el público. Algo que me fascina de estos pianos es que gente que tal vez jamás conversaría empieza a hacer conexiones, a tocar juntos, a conversar de lo que significa el mundo de la música para su vida", explica.
Si otros años Sing for Hope Pianos contó con la participación de figuras como el diseñador Issac Mizrahi, este verano no se queda corto con la ayuda del también "fashionista" John Varvatos, quien ha logrado que el instrumento parezca una gigantesca pieza de metal.
"Como alguien que encontró inspiración creativa en el estilo personal de los iconos del 'rock and roll', realmente aprecio la intersección entre arte y música que crea el proyecto Sing for Hope Pianos", aseguró Varvatos en un comunicado.
También se ha apuntado a este proyecto la famosa fundadora y editora jefe del Huffington Post, Arianna Huffington, quien, con la ayuda del equipo de ese diario online, ha cubierto el instrumento de frases como "Unfold Your Own Myth" (Descubre tu propio mito, en español).
"Para ellos esa misión de llevar el arte a todos tenía también resonancia en su vida y por eso querían dar su obra de arte", explica la cofundadora del proyecto, que también da cabida a artistas más desconocidos como Jennie Booth, autora del piano "Think about how you think" (Piensa sobre cómo piensas).
El de esa artista vivirá las próximas dos semanas en la oficina de correos de Jackson Heights, en Queens, y los demás pianos estarán repartidos en otros puntos de la ciudad como Central Park, el Lincoln Center, Times Square, Governors Island, Prospect Park o el museo Van Courtlandt House.
Booth explica a Efe que, cuando participó en esta instalación artística hace dos años, se encontraba a gente tocando su piano a todas horas, por lo que querría que fuesen inmunes a las inclemencias meteorológicas y que pudieran quedarse en las calles de Nueva York todo el año.
Pero el día 16 de junio los pianos se retirarán, solamente para encontrar un mejor hogar: colegios con escasos recursos, hospitales y organizaciones comunitarias, donde los voluntarios de Sing for Hope acudirán a lo largo de todo el año para dar clases de música a quienes más las necesiten.
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