En el supermercado, la feria o el puesto de verduras orgánicas, es fácil identificar a las berenjenas, pero resulta un poco más complicado decidirse a comprarlas, sobre todo si se desconocen sus beneficios.
De acuerdo con la nutricionista Melania Cevo, de Consultas Nutrición, el principal temor de las personas que quieren incorporar este vegetal a su dieta es su fama de sabor amargo.
“Esto es fácil de resolver, sugerimos dejarla en remojo con un poquito de sal de 20 a 30 minutos, no mucho para que no se sobrehidrate. Al seguir este procedimiento queda con sabor bastante suave y se presta para sustituir la carne: con berenjena se pueden hacer lasañas, platos de antipastos y más”, explica la experta.
Cevo recomienda su consumo de dos a tres veces por semana, aunque podría ser más pero “es compleja de preparar y a la gente da pereza”.
Vale el esfuerzo
El Sistema de Información Agroalimentaria del Consejo Nacional de Producción (CNP), de Costa Rica, señala que al contener 230 mg de potasio por 100 gramos de materia fresca, colabora en el proceso de desintoxicación de toxinas en el cuerpo. También aporta vitamina A, que resguarda la piel y favorece el retraso de la aparición de signos de envejecimiento. Su contenido en vitamina C ayuda en la cicatrización y fortalece el sistema inmunitario, protegiendo de resfriados.
Para Cevo, la berenjena es una excelente opción nutricional, “en especial para vegetarianos, porque es muy rica en proteínas y aminoácidos (tiene cerca del doble de la mayoría de vegetales ordinarios). Es un alimento muy completo, es altísima en fibra y hace que entren los azúcares lentamente al torrente sanguíneo, lo que la convierte en una aliada para complementar la alimentación en casos de sobrepeso”.
De acuerdo con Sonnia Chinchilla, del Sistema de Información Agroalimentaria, en la medicina popular, “las abuelas recomendaban la pulpa de la berenjena para aliviar la piel después de una quemadura. La piel de la berenjena se ha utilizado como remedio contra el reumatismo, donde se prepara un aceite de la piel de berenjena frito, que luego se aplicará en la zona afectada favoreciendo la circulación”.
Un beneficio poco conocido es su aporte de oligoelementos: nutrientes que el cuerpo necesita en pequeñas cantidades, que en este caso son el selenio y el níquel. “El níquel ayuda a mantener la salud pancreática, favoreciendo a las personas con diabetes, mientras el selenio mejora los procesos nerviosos, por lo que es muy útil para personas que estudian mucho, o desarrollan un trabajo de mucha actividad mental”, explica Melania.
Usos y cuidados
“Muchos platillos italianos y mediterráneos contienen berenjena. Suele acompañarse con un poquito de aceite de oliva, pero este se recomienda que se le ponga al final, crudo, porque cocido no es bueno para el corazón”, dice la nutricionista.
Sobre las calorías, Cevo agrega que la berenjena tiene contenido calórico más alto que otros vegetales de hoja: dependiendo de cuál tipo sea, una taza contiene alrededor de 32 calorías, aporta de 5 a 7 gramos de carbohidrato, de 3 a 4 de proteína y no aporta grasa. “Sigue siendo muy liviano, y además suma un alto contenido de fibra insoluble, que ayuda al tránsito intestinal”, dice.
Según la chef y empresaria Doris Goldgewicht, “es un vegetal maravilloso, sobre todo por sus bondades nutritivas y poco calóricas. Nosotros los judíos estamos muy acostumbrados a comer berenjena de todas maneras, cocida, frita, al horno, como dip, en ensaladas, rellenas, en lasañas, con pasta, con arroz, en cocina thai, china, italiana”.
De modo que la próxima vez que te encuentres con la berenjena, ve en ella sus beneficios y anímate a llevarla a tu mesa.
GDA
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