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Londres-  Llámalas reliquias de la década de 1960 o accesorios hogareños de un hippie, las lámparas de lava han estado proyectando su luz tenue pero maravillosa en interiores por medio siglo, habiendo cumplido el martes pasado 50 años de su aparición  en las tiendas británicas.

Una compañía británica empezó a mercadear su creación original como una “pieza de conversación exótica” en 1963. Desde entonces,  millones de modelos de este muy copiado invento  se han vendido alrededor del mundo.
El diseño fue creado por el inventor británico, Edward Craven-Walker, quien se inspiró en un minutero de cocina de apariencia rara y lleno de líquido que vio en un pub en la parte suroeste de Gran Bretaña.
El expiloto de la Segunda Guerra Mundial luego pasó años transformando el concepto en un accesorio de iluminación para el hogar,  después de haber reconocido el potencial  de un invento de esta naturaleza durante la década de 1960 en Gran Bretaña, cuando todo estaba permitido.
“Todo se estaba tornando un poco psicodélico”, dijo Christine Baehr, la segunda de las cuatro esposas de Craven-Walker. “Había Carnaby Street y The Beatles y cosas que se lanzaban al espacio, y él pensó que era algo muy excitante”.
La “Generación del Amor”, de Gran Bretaña, vio una afinidad entre la naturaleza impredecible del flujo fluorescente de la lava y el espíritu despreocupado e inducido por las drogas  de la década.
Su evolución
El primer modelo de Craven-Walker, la Astro Lámpara,  reflejaba también  la innovación tecnológica  y la imaginación de la época, con su forma de un cohete de ciencia ficción. Pronto otros modelos, tales como el Astro Mini y el Astro Nordic, surgieron de la compañía Crestworth, de Craven-Walker, basados en su concepto original.
Baehr recuerda un momento memorable  cuando les dijeron que el baterista de los Beatles, Ringo Starr, había comprado una de sus lámparas. “Aquello fue fabuloso, un momento de ‘¡Lo logramos!”, dijo ella.
A pesar del descenso en la manufactura británica, con numerosas marcas reconocidas desapareciendo o trasladándose a otros países con costos laborales más baratos,  Mathmos, la compañía fabricante de la lámpara de lava, ha permanecido en su fábrica  inglesa, empleando todavía la fórmula probada y acreditada de Craven-Walker.
“Pienso que es realmente  especial  fabricar algo que ha sido inventado y fabricado en Gran Bretaña por 50 años”, dijo Cressida Granger,   quien estuvo envuelta con  Crestworth en 1989, permaneció en Mathmos en 1992 y obtuvo la propiedad exclusiva en 1999.
Los derechos en Estados Unidos  para la fabricación de  las lámparas los posee Haggerty Enterprises Inc., de Elk Grove Village, Illinois. Granger prosiguió en su negocio  y consiguió una segunda ola de éxito por el invento de Craven-Walker durante la década de 1990, cuando una nueva generación de consumidores, obsesionados  con las tendencias retro británicas, iluminaron sus aposentos con diseños de lámparas lava de la década de 1960.
Craven-Walker, cuyos otros entusiasmos incluían el nudismo, murió en 2000.
“Pienso que se trata del movimiento dentro de la lámpara”, dijo Anthony Voz,  un coleccionista de productos Mathmos. “La manera como fluye, el que sea antirepetitivo,   el que sea una mezcla de luz y caos que se funden entre sí. Esto atrae a la gente, y antes de que uno  se dé cuenta, ha pasado 15 minutos  contemplándolo”.

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