¿Hemos perdido la memoria con tanta tecnología que piensa por nosotros? Tal vez, sea la respuesta más certera.
Es que con internet ya casi no es necesario ni siquiera traer el recuerdo lo aprendido. Todo está al alcance de un clic. ¿Estaremos atrofiando nuestra capacidad cognoscitiva?
“Así es. Al no utilizar de manera activa y plena nuestro cerebro estamos limitándonos a respuestas mecánicas, sin aprendizaje real, que provocan a la larga una reducción de las conexiones neurológicas. Por lo tanto, se van produciendo bloqueos en nuestro sistema límbico, donde se encuentra la memoria”, afirma la psicóloga Solange Cabello Velozo, especialista en gimnasia cerebral.
No hay vuelta. Todo indica que estar pegado al celular o la computadora, nos estaría dejando ciertamente como meros altoparlantes de frases sueltas, o datos grabados sólo en la memoria virtual de nuestro aparato hiperinteligente.
Porque cuando se habla de memoria, aclara la experta, hay que entender que es un proceso realizado por conexiones sinápticas que permiten guardar y traer la información al presente, sea datos, sensaciones, recuerdos, experiencias...
Ahora bien, existen diversos tipos de memoria. Por ejemplo, explica, está la “a corto plazo”, que retiene sólo unos segundos la información; “a largo plazo”, que conserva la memoria desde minutos hasta años; “sensorial”, que es la que registran nuestros sentidos y “operativa”, que permite ejecutar varios aprendizajes como escribir o escuchar una canción.
Por eso, ella afirma que tener una buena memoria significa expresar de manera correcta lo aprendido, donde el área del hipocampo de la corteza cerebral juega un papel importante en la memoria y el aprendizaje. “Solo el constante uso de nuestra memoria nos permite mantener un cerebro en forma, es decir, mente y cuerpo trabajando en conjunto, como un todo”, subraya.
¿Se puede mejorar la memoria?
Menos mal que se puede. Existen ejercicios, juegos, alimentos y técnicas que permiten fortalecer y aumentar nuestra capacidad de memoria.
“La idea es realizar actividades que sincronicen nuestros hemisferios cerebrales para que trabajen en conjunto, a nivel emocional y racional”, afirma la psicóloga.
Pero no siempre ese entrenamiento sucede de esa forma. Y es justamente por ese motivo, el que, a juicio de Solange Cabello, los niños de hoy presenten tantas dificultades en cuanto al aprendizaje.
“No se mueven como lo hacíamos nosotros, donde el jugar significaba correr, saltar o simplemente una adivinanza”, rememora. Es que esas hazañas de barrio y tardes enteras en el patio de la casa han sido reemplazados con fuerza por los juegos de PC, celulares y las clásicas consolas de juegos.
¿Qué hacer entonces?
Menciona juegos de memoria como el sudoku, rompecabezas, o cualquiera que sea un desafío mental que promueva el aumento de conexiones neurológicas.
Además, recomienda el consumo de alimentos con Omega 3 y fósforo ya que también favorecerían a la memoria. “Nuestro cuerpo requiere una alimentación equilibrada y variada, lo es también relevante para el cerebro y memoria”, dice.
La actividad física es otro elemento que influye positivamente en el estado de una buena memoria.
La psicóloga afirma que todo movimiento permite el anclaje de un aprendizaje real. Por ello, cuerpo y mente deben estar constantemente en uso. “Además, nos libera del estrés y genera endorfinas que nos permite mejorar la seguridad y autoestima”.
Otros entrenamientos
El objetivo es usar en forma constante las neuronas y la capacidad de recordar. El entrenamiento deberá ir de a poco, tal como lo programa un buen deportista. Bastará con partir memorizando los números de teléfonos de la familia, o bien, tener una agenda mental y otra escrita, para ir practicando el recordar los compromisos.
En ese sentido, también será de gran ayuda:
1. Intentar un sueño reparador: Así lograremos consolidar y potenciar el aprendizaje, aumentando el almacenamiento de nuestra memoria. Una siesta, efectivamente es una pausa que permite la reconstrucción y energiza nuestro cerebro.
2. Beber agua: Ayudará para estar despiertos interiormente y dejar de decir, “espérame, el nombre lo tengo en la punta de la lengua”… No té, jugos ni bebidas, agua pura.
3. Comer pescado: “La gente que lo hace reduce en un 60% el riesgo de desarrollar Alzheimer”, de acuerdo con una investigación destacada en el Rush University Medical Center de Chicago. El estudio indica que comer pescado una vez a la semana retrasa un 10% cada año el declive cognitivo, lo que equivale a atrasar el reloj biológico tres o cuatro años.
4. Mantener encuentros sociales: Socializar cara a cara permitiría activar estructuras del lóbulo frontal del cerebro relacionadas con las decisiones, control y preparación de planes. En otras palabras, ejercita la mente y la memoria.
5. Deporte y recreación al aire libre: Para preservar la salud del cerebro lo mejor es practicar ejercicio físico en forma regular. Con el movimiento cardiovascular aumenta la irrigación de sangre y oxígeno al cerebro fortaleciendo las neuronas.
Chile / GDA
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