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Desde que están pequeños, muchos papás ya están pensando en cómo será la adolescencia de sus hijos. Esta etapa de la vida se está convirtiendo en el terror de los padres. Y aunque es un periodo difícil, que hay que enfrentar de la misma forma que la infancia o la vejez, no es para enloquecerse. Sin embargo, es mejor estar preparados, “porque así como tiene cosas positivas e importantes, también se presentan dificultades para lo cual hay que entender qué está pasando, pero sin paranoia, y así poder hacer un acompañamiento sensible e inteligente”, dice la psicóloga María Elena López, quien en compañía de la comunicadora y escritora Alejandra Gáfaro escribieron el libro "Un adolescente en casa".

¿Por qué son tan difíciles las relaciones entre padres y adolescentes?
Los papás se sorprenden porque ese hijo es otra persona, viene de ser un niño dulce y dócil y aparece un ser humano confrontador, muy callado, que un día está alegre y al rato totalmente apático. Y los padres se lo toman todo personal.
¿Es más difícil lidiar hoy con un adolescente?
Sí, porque ha cambiado la relación padre e hijos. Antes era claro el rol de autoridad, ahora no se sabe quién manda a quién. Ese cambio hace que los papás se desconcierten y no sepan cómo manejar las situaciones.
También porque los papás están en otra etapa de la vida, entre los 40 y 50 años, y a ellos también les están ocurriendo cosas: su relación de pareja cambia, están definiendo su carrera y también necesitan tiempo para ellos.
Hay elementos nuevos que exasperan a los papás: el celular, el Internet, las redes sociales, ¿cómo manejarlos?
Cierto, el uso de las redes sociales angustia mucho a los papás, pues no tienen el mismo manejo de la tecnología, y eso crea distancia.
Segundo, hay mucho miedo por parte de los padres a su manejo: se preguntan cosas como si pasan mucho tiempo conectados, si hay una adicción, si hay algún tipo de abuso, si hay bullying, sienten que se les puede salir de control, pero tampoco pueden intervenir mucho por respeto.
¿Son distintos los adolescentes de hoy?
Sí, son muchos más cuestionadores, con más sentido de la crítica y conocen más del mundo. Así, evalúan más que está bien y qué no y lo dicen, incluyendo el comportamiento de sus padres.
¿Influye en esto el afán de los papás de ser amigos de sus hijos?
Ese es el nuevo paradigma entre padres e hijos. Antes, el papel del padre era más claro y ejercía: proveedor, autoridad, disciplina. Ahora, por la psicología y la pedagogía se ha buscado una relación más horizontal, más al mismo nivel, lo cual pone a los papás en un lugar diferente, menos empoderados. En la amistad no cabe el regaño, ni los límites, ni las sanciones; los papás están más preocupados por proteger la relación de amigos, de ser cercanos, de no pelear, que ejercer y poner límites, disciplina y educar.
¿El tema del sexo se afronta ahora más temprano?
Sí, la vida sexual activa aparece más temprano. Ahora la sexualidad está muy vinculada con el tema de la tecnología y las redes sociales: más pornografía, sexo extremo en las redes, intercambio de fotografías… Además son muchachos que no usan protección y de ahí el aumento en casos de sida y embarazo adolescente.
El tema de la homosexualidad también es más abierto y visible, ¿cómo se maneja con adolescentes?
Con todos los temas clave, los padres deben hacerse cargo, no los pueden dejar solos. Los papás suelen estar muy pendientes por ahí hasta los 12 años de edad y en la adolescencia sueltan porque creen que ya son más maduros e independientes, pero es indudable que a en esa etapa ellos necesitan todavía atención de sus padres, sentir el acompañamiento inteligente, la protección, el ser acogidos. Así que hay que hacerles sentir que están atentos y pendientes de ellos.
Muchos padres se preguntan hasta dónde soltar.
Hay que tener flexibilidad porque están cambiando y hay que ajustar las normas. Pero no relativizar, no es que todo vale. Los padres son los que finalmente toman la determinación, siguen marcando el norte. El adolescente está probando, es así como construye su identidad, por eso hay que ser coherentes y consistentes. Los padres siguen siendo su guía.
¿Hay más casos de depresión?
Sí, hay mucha presión en este momento de todo orden: redes sociales, cuántos seguidores tengo, quién me respondió, quién me sigue… Aunque no lo expresan, le tiene pánico a la violencia: que los roben. No lo dicen porque el adolescente se supone que es arriesgado y envalentonado. También hay mucha soledad, porque hay padres muy ausentes, ya sea por separación, o porque aun estando ahí son distantes, o por falta de tiempo. Hay más presión de ser bonito, esbelto, exitoso, popular.
Las peleas
En esta etapa son frecuentes las peleas entre padres e hijos y entre hermanos. ¿Cómo evitarlas o afrontarlas?
Según las especialistas, se debe ser capaz de ajustar las normas que se tienen, pero con firmeza. “Hay que cambiar la forma como se exige el cumplimiento de las reglas. Los gritos no sirven y por el contrario deterioran la relación”, dice María Elena López. Lo mejor es la negociación, los acuerdos y la conciliación en condiciones de gana-gana. “Los papás deben saber qué batallas dar, cuidar la autoridad y no desgastarla”, agrega López.


El Tiempo, Colombia / GDA

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