El retrato es uno de los géneros fotográficos más complejos y completos. El buen retratista sabe captar detalles que a los demás le pasan inadvertidos, incluso al propio retratado. Sin embargo, las multiplicación de las cámaras en los últimos años han convertido al retrato es un género masificado, con una enorme presencia especialmente en las redes sociales.
Así que en este campo hay que esforzarse un poco más para que lo hacemos sea realmente bueno. Puede que tengamos cien fotos de una persona, pero no tengamos ninguna que se pueda llamar de verdad un retrato. Las claves para conseguir una foto mejor van casi siempre de la mano del instinto y la suerte, pero hay factores técnicos y no tan técnicos que se pueden controlar. Vamos a ver unos cuantos.
No avises
Hay auténticos profesionales de la pose, capaces de poner la misma cara en un álbum de cien fotos, aunque se enteren con medio segundo de antelación de que les están haciendo una. Por eso algunos de los retratos más expresivos que podemos encontrar son los que se han hecho sin avisar, con la cara que la persona tiene normalmente, no la que pone para las fotos.
Ángulos diferentes
El retrato clásico, de primer plano, plano medio o plano general, con mirada al frente es una apuesta segura. Pero el diablo está en los detalles, y a veces es mucho más sugerente ver un poco menos. Los encuadres extraños, en los que se corta media cara, se muestra sólo un ojo o un primerísimo primer plano de una sonrisa son fotos más arriesgadas, inesperadas y tienen un punto transgresor.
Centrar la atención
Si vamos a hacer un retrato lo importante es el retratado, así que mucho cuidado con el resto de elementos. La foto de “la Torre de Pisa y yo” suele acabar con un resultado bastante desastroso: sales mal tu y sale mal la torre. Desenfocar el fondo es todo un clásico, sólo hay que llevar al mínimo la profundidad de campo abriendo al máximo el diafragma. Pero apostar por un fondo plano también es una opción muy elegante. Otra manera de centrar la atención es elegir una foto en la que aparezca más de una persona, pero centrando el foco sólo en nuestro retratado, así distinguiremos claramente a una persona moviéndose en un ámbito social.
Mueve a tu retratado
El protagonista de la foto es nuestro sujeto, pero los creadores de la fotos somos nosotros. Tanto ellos como nosotros queremos una foto buena y original, así que no está de más que nos escuche. Si una pose no te convence no esperes a que decida cambiar, díselo tu: mueve esa pierna, cruza los brazos, mira a la derecha…
Busca luces bonitas
O en general busca luces suaves que realcen los rasgos de la cara y olvídate de luces duras directas que maten todas las texturas. Si quieres asegurarte de que la foto será plana e inexpresiva solo tienes que disparar un flash bien directo a los ojos. En entornos naturales, en exteriores, y lejos de las horas centrales del día encontraremos la luz perfecta.
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