Hace 67 millones de años, en lo que hoy es Marruecos, vivió una tortuga
gigante sin igual. Un equipo de investigadores franceses y marroquíes ha
desenterrado su cráneo en una mina de fosfatos de Juribga, en el centro
del país.
El fósil tiene una morfología nunca vista: el cráneo termina en un alargado hocico sin igual en reptiles marinos del Mesozoico, hace entre 252 y 66 millones de años. También la posición de los ojos y las fosas nasales, situados muy arriba, acerca más a esta tortuga a los cocodrilos que a otras compañeras de especie.
Los descubridores del fósil señalan que esta es una de las mayores tortugas jamás encontradas, a juzgar por el tamaño del cráneo, que tiene 70 centímetros de largo. En un reciente estudio publicado en PLoS, los investigadores apuntan a que el reptil se alimentaba por succión, de ahí su alargado hocico. Otros animales actuales han desarrollado sistemas similares, entre ellos el caballito de mar, o grandes cetáceos como los zifios. La elevada posición de los ojos apunta a que esta tortuga se alimentaba nadando cerca de la superficie, de forma similar a los cocodrilos.
“Esta anatomía tan sorprendente supone una adaptación extrema a la alimentación por succión nunca vista entre las tortugas actuales”, señala el estudio, cuya primera autora es Nathalie Bardet, del Museo Nacional de Historia Natural, en París.
El tamaño de su hocico apunta a que comía peces pequeños y medusas sorbiéndolos directamente, ya que no tenía dientes. Lo más llamativo es que la tortuga no succionaba gracias a músculos o partes blandas, sino por la propia morfología de los huesos de su largo hocico, resalta el estudio.
El exclusivo sistema de alimentación de la tortuga es totalmente nuevo para su época. En el Mesozoico, los mares estaban dominados por predadores con enormes mandíbulas como los cocodrilos gigantes o los plesiosaurios. Las tortugas llegaron al mar desde la Tierra y fueron adaptándose a la vida en las aguas. Esta especie es, por ahora, la única que desarrolló un sistema de alimentación tan sofisticado.
La tortuga ha sido bautizada como Ocepechelon bouyai y es un nuevo género y especie. El nombre no es casual: la primera parte de su nombre recuerda a la empresa mineraque posee los terrenos en los que se halló el cráneo. La segunda parte rinde homenaje a Baâdi Bouya, un geólogo e ingeniero de la misma compañía.
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