Lanzar una botella en el mar con un mensaje de amor para que alguien, en algún lugar del mundo, lo descubra. Enviar cartas a través de los océanos para contarle las penas y las esperanzas al amado en tiempo de guerra. Escribir, simplemente, de puño y letra.
Hoy es poco probable que nos comuniquemos como en las novelas de la inglesa Jane Austen, autora de obras clásicas como Pride and Prejudice. El internet nos conecta cada vez más con personas diversas, al mismo tiempo, en distintas partes del mundo. El mensaje que una vez demoraba semanas en llegar ahora alcanza su destino en tan solo segundos. Son muchos los que apuestan actualmente al clic de un mouse para mantener vivo el romance, sobre todo aquel que se cosecha desde la distancia física.
Las reglas para el juego del amor, sobre todo el que se da larga distancia cambiaron hace años gracias a redes sociales como Facebook, plataformas como Skype y herramientas como FaceTime. Podrías estar en la China y ver instantáneamente a tu pareja en Puerto Rico.
Resurge el debate de cómo las tecnologías han transformado la comunicación y las relaciones interpersonales: ¿Ha cambiado el estigma de que el ‘amor de lejos es amor de...’?
Enseña la distancia
El refrán representa una ofensa para Gabriela Yambó. Oriunda de Cayey, la joven de 20 años reside actualmente en Connecticut, mientras que su novio Ramón Salazar ha estado entre Afganistán y California como miembro del Cuerpo de la Marina\ de los Estados Unidos. En agosto cumplen 12 meses de relación, pero el chico, quien tiene 21 años, tuvo que alejarse más de su novia al ser trasladado recientemente a Okinawa, Japón.
“En total, nos hemos visto seis veces en el pasado año”, cuenta ella. “Nuestra relación consiste en métodos de tecnología”. Habla de iMessage, mensajes de texto, Facebook y sus “Skype dates”, como prefiere llamar los encuentros cibernéticos que tiene con su media naranja. Hace un año, narra, “no hemos parado de hablar” y, “si no fuera por las redes sociales, no existiría nuestra relación”, que califica como una “exitosa”.
Aunque admite que la distancia física con Salazar “puede ser frustrante”, Yambó considera que “una cosa que yo admiro de este tipo de relación es que tuve la oportunidad de enamorarme de él por su personalidad y no por su físico”. Admite que “se necesita mucha dedicación, confianza y, sobre todo, paciencia”. Se aferra al apoyo de sus amistades y familiares hasta el día que pueda terminar la universidad y casarse con su amado.
“Siempre habrá gente con comentarios negativos, pero nuestro amor lo supera”, señala. “La distancia te enseña a apreciar a alguien mucho más de lo que te imaginas. No pasa un día en el que él no me hace reír. Me recuerda que la distancia significa tan poco cuando alguien significa tanto”.
Proyecto de vida
Testimonios como este le confirman a la abogada Julizzette Colón -quien se dedica a la consultoría relacionada a las redes sociales- que “estamos ante un cambio cultural que ha sido quizás el más dramático en la manera de comunicarnos”.
A su entender, las nuevas tecnologías de comunicación “vienen siendo un aliado y una herramienta para las parejas separadas físicamente, porque hacen viable la comunicación y el disfrutar de la inmediatez de ciertos sucesos”. Se trata de un beneficio que se extiende a cualquier tipo de relación interpersonal, según explica la fundadora de Monitor SN, firma de consultoría e integración social.
Al mayagüezano Ernesto Calderón, quien tiene 57 años y es profesor universitario, el amor le llegó precisamente hace diez años a través de la computadora. Entonces, ante la tristeza que le embargaba tras la muerte de su tía, el académico entró a un chat buscando una buena conversación y se topó con Alejandro Rivera, un modelo y fotógrafo argentino que ahora tiene 37 años. “Fluyó desde el primer día”, comenta Ernesto. “Fue amor a primera vista, pero a través de la computadora”.
Aun hoy se comunican por medio de Facebook, WhatsApp y Viber. “Ahora tenemos más opciones”, insiste Calderón. Por un tiempo, Alejandro se radicó en Puerto Rico con una visa de trabajo, pero ya no puede vivir en la Isla y la pareja ultima los preparativos para casarse en Buenos Aires. La meta de los enamorados es poder viajar libremente como ciudadanos de ambas naciones.
“Miro los años pasados como un proyecto de vida”, reflexiona Ernesto. Sin embargo, reconoce que su relación es socialmente incomprendida. “Todas mis amistades me decían que el amor de lejos es amor de pend..., que no va a funcionar. Pero no siempre es así”, puntualiza.
Eso no significa que sea fácil: “Cuando murió mi mamá, él no pudo estar. Cuando a él le dio la porcina, sufrí a la distancia”. Aun así, Ernesto considera que “los sacrificios a largo plazo ponen a prueba el amor, fortalecen y valen más que los sacrificios”.
A su entender, las nuevas plataformas tecnológicas tienen parte de la clave necesaria para mantener una relación saludable con una persona radicada en otro país, pero esa no es la única contraseña.
“En nuestro caso ha funcionado la trasparencia. Si se te acerca alguien hay que decirlo de entrada. Hay que hacer un compromiso y eso empieza definiendo el tipo de relación que se va a tener. Como si viviéramos en un mismo techo, todo lo que hacemos lo compartimos: problemas, planes, trabajo. Comunicarnos por internet se ha convertido en algo hermosísimo, porque es regresar al lugar donde nos descubrimos”, señala.
Tan cerca, pero tan lejos
Hay quienes sí hacen un llamado a la cautela para aquellos que apuestan a esta clase de pareja.
“La desconfianza es importante en este tipo de relación, porque no hay manera de echar para atrás una foto o un vídeo que se envió. El llamado siempre tiene que ser a la prudencia cuando se utilizan, porque el hecho de que lo puedo hacer no quiere decir que lo tengo que hacer. No se debe entrar en paranoias, ni entrar a una Tercera Guerra Mundial, pero tampoco se puede pensar que todo está hablado porque no se puede confiar en nadie, ni cuando te juran amor eterno”, advierte Julizzette Colón, abogada especializada en el tema.
Pero la confianza es precisamente la pieza que une a Camila Rolón con Amílcar Rosa. Ambos nacieron y se criaron en Puerto Rico, pero la carolinense de 25 años ahora vive en Washington, D.C. por su trabajo de recursos humanos. Ahora mantiene un noviazgo de larga distancia con el comerciante, quien reside en la Isla y solo le lleva un año de edad a la joven.
“Fue muy particular. Tuvimos una amistad de cortesía durante 8 años, pero comenzamos a hablar de temas diferentes con el paso del tiempo. Él me contaba su vida; yo la mía. Luego me hizo una confesión por mensaje de texto y seguimos hablando así y por webcam”, recuerda Camila.
Insiste en que conservar una relación vía internet “requiere de mucha confianza”, sobre todo “porque a veces dudas de las personas que rodean a la otra persona”. Reconoce que “la clave es la comunicación y que ambas partes se comuniquen el estatus emocional”. Sin embargo, si bien reconoce que las nuevas tecnologías le permiten tener una relación de larga distancia, Camila no niega que estas también la impacientan.
“Antes se daba por carta y se mantenía viva la ilusión”, manifiesta. “Ahora ves a tu amado por una camarita, pero desespera porque lo ves tan cerca, pero tan lejos”.
Sabe que es complicado. Por un lado, lamenta que sus familiares y amigos le dicen que “no funcionará”. Por el otro lado, la joven reitera que “tampoco quiero enamorarme a ciegas”. Concluye que “es un reto que consume y emocionalmente drena”.
¿Vale la pena? Esa pregunta se la han formulado muchos al verse amando a alguien desde la distancia. Pero la distancia no solo es física, pues hay quienes se sienten muy lejos durmiendo en una misma cama. Si bien es cierto que el contacto físico conserva su importancia, las nuevas tecnologías se enfrentan al estigma del amor de lejos.
El lado malo
Peligros o desventajas de mantener una relación de larga distancia con la ayuda de plataformas tecnológicas como vía de comunicación:
1. La tecnología nos ayuda a sentirnos más cerca de ese ser querido que se encuentra lejos físicamente, pero puede realizar la función inversa, abriendo brechas y creando distancias afectivas.
2. La tecnología brinda la oportunidad para crear falsas identidades, permitiendo la posibilidad de establecer relaciones con un ser ficticio.
3. Si la expectativa es que relación se mantendrá por demasiado tiempo bajo estas condiciones, entonces se corre el riesgo de que el compromiso y el interés se vean afectados.
4. Las personas pueden llegar a perder la destreza de manejar las dinámicas relacionales cuando se encuentren frente a frente con alguien. Puede que se sientan incómodos y perdidos al momento de iniciar una convivencia.
5. El no responder inmediatamente un mensaje o una llamada podría interpretarse de manera errónea. Los mensajes de texto o correos electrónicos también pueden entenderse de una forma distinta a la intención con la que fueron escritos.
(Fuente: Psicóloga clínica Kevia Calderón, del Psych Wellness Center)
El lado bueno
Ventajas de mantener una relación de larga distancia con la ayuda de plataformas tecnológicas como vía de comunicación:
1. Provee una relación más interactiva y dinámica, pese a la distancia.
2. Ofrece una sensación de cercanía, ante la posibilidad de hablar y ver a la otra persona a un mismo tiempo.
3. Suple la necesidad de urgencia, pues la comunicación puede darse de forma rápida y eficaz (siempre y cuando la tecnología no falle).
4. Ofrece mayor independencia y espacio a las partes (algo de lo que no se debe abusar).
5. Permite la posibilidad de ofrecer el espacio necesario para meditar y buscar soluciones cuando existen conflictos entre la pareja. (Pero se debe tener cuidado con esto porque puede abrir paso a un conflicto mayor).
(Fuente: Psicóloga clínica Kevia Calderón, del Psych Wellness Center)
¿Cómo utilizar la tecnología de la forma más provechosa para una relación de larga distancia?
1. Estar claro de que la relación de pareja no puede subsistir solamente mediante el intercambio que permiten estos recursos. Por ende, dichas herramientas siempre deben ser utilizados como el medio exclusivo sobre el cual se basa y sostiene la relación.
2. Estar atentos a evitar los excesos. Cuando dependemos demasiado de la tecnología, otras destrezas necesarias y básicas para al sana convivencia se ven lastimadas.
3. Evitar sustituir la comunicación directa y el diálogo por los mensajes de texto o e-mails.
4. Utilizar las fuentes como Skype y FaceTime para integrar las actividades o los acontecimientos importantes en la vida de la pareja.
5. Establecer acuerdos como pareja acerca de lo que se espera de la relación y determinar cuánto tiempo proyectan lidiar con la situación de la distancia física.
6. Procurar encuentros en persona que, aunque sean breves y poco frecuentes, ayuden a fortalecer los lazos afectivos.
7. Mantener diálogos sobre los asuntos cotidianos y las rutinas diarias para que ambos se sientan parte de la vida del otro.
8. No limitarse a asuntos superficiales o dedicar demasiado tiempo al romance y al sexo. Si no, corremos el riesgo de desarrollar relaciones poco realistas.
9. Tome vídeos de momentos importantes de su vida que puedan ser significativos para su pareja y envíeselos de sorpresa.
10. Envié mensajes de afecto y apoyo en diferentes momentos del día. Eso le hará saber que siempre le tiene presente. Pero evite el exceso de acercamientos virtuales, pues pudiera provocar una sensación de ahogo y malestar en su pareja.
11. Evite ser demasiado exigente con los horarios y la frecuencia con que desea comunicarse a través de estos medios. El balance siempre es la clave.
12. Tenga cuidado con los escribe a través de mensajes de texto, e-mails o las redes sociales, ya que pudieran presentarse malos entendidos, principalmente si se trata de manejar un enojo o alguna diferencia. S
13. Siempre trate de clarificar con su pareja a qué se refiere cuando dice una cosa u otra. Busque clarificar la información para evadir malos entendidos.
14. Evite asumir que sabe.
(Fuente: Psicóloga clínica Kevia Calderón, del Psych Wellness Center)
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