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Liberación, seguridad y ganas de disfrutar y deshinibirse son algunas de las claves del “sentir” de una mujer, al menos en líneas generales, a partir de los 40 años.

Muchas mujeres, sobre todo aquellas que han buscado desde muy pronto el triunfo personal y profesional, sienten a partir de los 40 una especie de liberación, una necesidad de sentirse más vivas que nunca y también más deseadas.
1. Porque irradias seguridad. Has dejado atrás algunos de los complejos físicos o incluso emocionales que te atormentaron en algún momento de tu vida, o bien en la adolescencia o durante tus primeras relaciones de pareja. Ahora pisas fuerte, miras a los ojos, dices las cosas claras y no te gusta perder el tiempo con debates infructuosos.
2. Porque sabes sacar partido a tu físico con el vestuario. Has pasado por distintos “momentos corporales”. Has engordado, adelgazado, has vuelto a engordar y has vuelto a adelgazar hasta que finalmente has decidido que estás estupenda como estás… Te has vestido de rockera, de popera, de lady, de sporty y has probado todo tipo de estilos. Y a lo largo de esas pruebas, con tu pequeño acordeón corporal incluido, te ha dado tiempo a descubrir qué tipo de colores, de prendas y de estilo te favorece más.
3. Porque a la hora de conquistar, de seducir o de conseguir lo que quieres vas “al grano”. ¡También si tienes pareja! Se han acabado los rodeos, las esperas “dignas” para comprobar si llama él primero o no, los constantes cruces de llamadas con amigas para estudiar el significado sobre lo que te ha dicho o escrito, las dudas sobre qué hacer, qué decir y dónde ir en la primera cita. Y en el caso de que ya convivas con pareja, también se dejan atrás ciertas inseguridades. Baja la frecuencia de los “¿Me quieres?” y a la pregunta de: “¿Qué tal me queda?” ya no contestas cosas como, “¡Pero dime la verdad!”.
4. Porque tienes clara tu relación con tu cuerpo y tu rostro. Aunque, lo cierto es que en esto hay discrepancias. Así, pueden darse varios perfiles. O bien te encuentras en un momento en el que has apostado por lo ‘beauty’ y las cremas y el ‘make up’ forman parte de tu ritual diario de forma que incluso has aprendido a destacar lo mejor de ti, o bien has empezado a pasar del tema y te encanta mostrarte al natural, con las arruguitas incipientes incluidas. O incluso una postura más intermedia… Te cuidas, cuando te acuerdas y te da la vida.
5. Porque sabes el tipo de alimentación que mejor te sienta. ¡Y además intentas disfrutar de la comida, sin agobios! Puede ser que, de vez en cuando, decidas ponerte a dieta pero lo cierto es que a partir de los 40 se suele tener más claro el tipo de prácticas a la hora de comer que más te engordan o con las que peor te encuentras. Es habitual que se coma de forma más saludable pero también se disfruta más. Esos “pequeños homenajes” en forma de cenitas especiales o caprichos ‘gourmet’ son más frecuentes que hace una década. Porque sí, porque te lo mereces, ¿verdad?
6. Porque has probado distintos deportes, distintas actividades, distintos ejercicios y sabes si eres más de “yoga”, de “pilates”, de “running”, de bici, de “walking” o simplemente de “sillón ball”. A esta edad tienes claro si quieres o no que la actividad física forme parte de tu vida. Si te sienta bien y lo tienes claro, buscas el hueco para “tu momento deporte” y si no, dejas de fustigarte y de poner excusas relacionadas con la falta de tiempo.
7. Porque has vivido varias relaciones de pareja y tienes claro, al menos, lo que no quieres en tu vida. Has echado la vista atrás unas cuantas veces y, haciendo un repaso de lo que fue aquella relación y de lo que pudo o no haber sido, tienes claras en tu lista mental todas aquellas cosas que no estás dispuesta a aceptar en tu vida de pareja. Y si aceptas alguna de esas cosas es porque te compensa una vez que has puesto en la balanza los pros y los contras.
8. Porque, profesionalmente hablando, has encarrilado tu camino. Hayas estudiado o no una carrera, tengas o no tengas personal a tu cargo, seas o no seas dueña de tu propio negocio, a esta edad has pasado por distintos momentos laborales y, aunque aún no has descubierto de todo lo que eres capaz, sí que tienes claro cómo explotar tu talento.
9. Porque has conseguido aceptar tus errores e incluso has logrado hacer de ellos una virtud. ¿Demasiado habladora? ¿Muy emotiva? ¿Desorganizada? ¿Maniática? Sabes cómo eres y también lo saben los tuyos y, al igual que ellos, has aprendido a aceptarte y quererte tal como eres. El “soy como soy” ha evolucionado del tono de “orgullo” al tono de “reafirmación” y en más de una ocasión has logrado hacer de tu supuesto defecto una virtud, practicándolo en el momento justo con la persona adecuada.
10. Porque has dejado aparcados los histerismos. Esa “paz interior” que nos pasamos media vida buscando se acerca poco a poco, sin darte cuenta y consigues atraparla por momentos. Das menos importancia a cosas que antes te desquiciaban y así lo transmites a los tuyos, lo que te convierte en una referencia y también en una persona a la que se pide consejo.
Fuente: MujerHoy

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