Más allá del territorio de la fe, la existencia de un líder revolucionario como Jesús de Nazareth en la antigua Jerusalén, a principios del siglo primero de nuestra era, parece ser un hecho más o menos secundario para plantearse algunas preguntas sobre uno de los personajes de ficción más elaborados de todos los tiempos: el primer mandatario de Israel, Benjamin Netanyahu se reunió con el Papa Francisco I en la ciudad de Jerusalén en un encuentro durante el cual tuvieron una ligera diferencia de opiniones respecto al idioma que el Jesús de la Biblia hablaba.
“Jesús estuvo aquí, en esta tierra. Él habló hebreo”, afirmó Netanyahu. “Arameo”, intervino el Papa. “Habló arameo, pero sabía hebreo”, reviró el mandatario. ¿Pero qué dice la lingüística histórica al respecto?
Según el doctor Sebastian Brock, lector emérito de arameo en la Universidad de Oxford, tanto el Papa como el primer ministro de Israel estaban en lo correcto. El hebreo, en tiempos de Jesús, era el idioma principal de los eruditos y de la escritura; sin embargo, la lengua de todos los días en las calles de Jerusalén era el arameo. La mayoría de los eruditos bíblicos concuerdan con que Jesús hablaba en arameo en la Biblia, y basta recordar que cuando Mel Gibson filmó The Passion of the Christ contó con la ayuda de un grupo de expertos que trataron de reconstruir el sonido del arameo del siglo primero utilizando palabras recabadas de la literatura de siglos posteriores.
El árabe no entró sino hasta mucho después a Palestina, pero el latín y el griego fueron lenguas comunes en los tiempos de Jesús; el latín como idioma del ejército y de la ley, y el griego como lingua franca entre extranjeros y funcionarios. Es probable, pues, que la lengua materna de Jesús fuese el arameo, pero que supiera también algo de las demás lenguas que se hablaban entonces.
Según Brock, no existe evidencia fuera de los Evangelios de que Jesús haya escrito en alguna lengua. El evangelio según Juan afirma que Jesús escribió en el polvo, pero no nos dice qué ni en qué idioma lo hizo. Para fines del entendimiento y la interpretación historiográfica, dice el investigador, Jesús incluso pudo haber dibujado en ese pasaje.
Según el doctor Sebastian Brock, lector emérito de arameo en la Universidad de Oxford, tanto el Papa como el primer ministro de Israel estaban en lo correcto. El hebreo, en tiempos de Jesús, era el idioma principal de los eruditos y de la escritura; sin embargo, la lengua de todos los días en las calles de Jerusalén era el arameo. La mayoría de los eruditos bíblicos concuerdan con que Jesús hablaba en arameo en la Biblia, y basta recordar que cuando Mel Gibson filmó The Passion of the Christ contó con la ayuda de un grupo de expertos que trataron de reconstruir el sonido del arameo del siglo primero utilizando palabras recabadas de la literatura de siglos posteriores.
El árabe no entró sino hasta mucho después a Palestina, pero el latín y el griego fueron lenguas comunes en los tiempos de Jesús; el latín como idioma del ejército y de la ley, y el griego como lingua franca entre extranjeros y funcionarios. Es probable, pues, que la lengua materna de Jesús fuese el arameo, pero que supiera también algo de las demás lenguas que se hablaban entonces.
Según Brock, no existe evidencia fuera de los Evangelios de que Jesús haya escrito en alguna lengua. El evangelio según Juan afirma que Jesús escribió en el polvo, pero no nos dice qué ni en qué idioma lo hizo. Para fines del entendimiento y la interpretación historiográfica, dice el investigador, Jesús incluso pudo haber dibujado en ese pasaje.
Informe21.com
0 التعليقات Blogger 0 Facebook
Publicar un comentario