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No importa el tiempo, la cantidad de estudios, científicos o intelectuales que existan, el cuerpo humano, sus funciones, la forma que tiene de actuar y comportarse, seguirá envuelto en un halo de misterio seguiremos intentando descifrar.
El cuerpo humano ha sido el objeto de deseo de todas las civilizaciones a lo largo de la historia, por excelencia, el de estudio para varias ramas de las ciencias y entre muchas otras cosas, el de admiración para las artes. Sin embargo, esta maravilla de la ingeniería evolutiva, aún nos resulta un tanto misteriosa, dando lugar a numerosas interrogantes en cuanto a su composición, accionar y comportamiento.

Con el paso del tiempo y el desarrollo científico, logramos entender algunas cosas, pero justamente, ello nos hizo apreciarlo aún más, dejando intrigas quizá más complejas. Estos misterios son tan cotidianos que pasan desapercibidos, así que hoy vamos reflexionar sobre lo obvio. En este breve recorrido mencionaremos 10 misterios del cuerpo humano y nuestro comportamiento que todavía no explicamos totalmente.

1. La ruborización
Se ha intentado explicar esto como un mecanismo de alerta para advertir nuestras sensaciones cuando mentimos, nos avergonzamos o nos sentimos atraídos por alguien. Otras explicaciones apuntan a que se trata de una estrategia inconsciente que busca eliminar la confrontación, dando la idea de que somos débiles.

2. La risa
Cuando nos reímos se libera una gran cantidad de endorfinas. ¿Por qué? La verdad es que no se sabe en concreto. Reímos ante bromas, situaciones divertidas, comentarios intrascendentes o recuerdos agradables. Si bien sabemos que reír nos hace sentir bien, previene la formación de arrugas y beneficia el organismo en general, realmente no existe una explicación total para la risa.

3. Los besos
El beso carece de una explicación genética, pues hablando etnográficamente, no en todas las sociedades se besan del mismo modo, no en todas activa los mecanismos cerebrales que nos hacen interpretarlo de cual o tal modo e incluso hasta hay sociedades en las que rara vez ocurre. Se cree que algo tiene que ver con los recuerdos de la alimentación mamaria, pero esto es tan sólo una teoría. De forma similar a lo que ocurre con la risa, tenemos muchas aproximaciones que intentan encontrar una explicación plausible, pero aún no la tenemos.

4. Los sueños
Nuestra capacidad para soñar es realmente asombrosa e involucra al órgano más misterioso de todos: el cerebro. Fue uno de los grandes objetos de estudio que sustentó la carrera del excéntrico Sigmund Freud, quien dedicó años de trabajo al entendimiento de los sueños y muchas de las cosas que sabemos al respecto, se las debemos a este señor (tan poco agradable, por cierto). Mayoritariamente, suele afirmarse que los sueños son deseos reprimidos, manifestaciones del inconsciente y muchos otros factores en extremo difíciles de comprobar científicamente. Sabemos que nos ayudan a procesar emociones y que pueden tener ciertas conexiones con la memoria, pero ¿por qué nuestro subconsciente genera esas extrañas visiones, historias, personajes y demás? Aún queda mucho por averiguar.

5. Las supersticiones
Las creencias religiosas, los mitos, relatos folclóricos y las ficciones que el Hombre ha creado para explicar lo que escapa a su entendimiento, ha estado presente en todos los pueblos y civilizaciones de la humanidad. Siempre implica un alto grado de superstición e imaginación que ha dado lugar a toda clase de dioses, monstruos y rituales de la más diversa índole. Pero ¿cómo explicarlo? Aunque que con el avance del pensamiento y el desarrollo intelectual, el Hombre hoy es menos supersticioso que nunca, todavía no sabemos qué es lo que aún lleva a un ser humano capaz de pensar y razonar a crear estas supersticiones y vivir en ellas, en gran desapego con la realidad. La razón psicológica que subyace a las supersticiones aún no está del todo clara. Lejos de toda duda está, sin embargo, el impulso humano a la curiosidad, a buscar certezas ante la incertidumbre, solo que en este caso, sin usar su facultad para reflexionar.

6. Meterse los dedos en la nariz
Ahora con un poco de humor, este clásico de los niños (y de algún que otro adulto también) todavía no tiene una explicación concreta. Los estudios al respecto han mencionado que meter los dedos en la nariz puede ser bueno para el sistema nervioso, aunque ello no está del todo claro. Las explicaciones nutricionales están fuera de toda discusión, pues los mocos no suponen ningún beneficio nutricional. La cuestión también se ha analizado desde la psicología y puede que esté relacionado con trastornos de obediencia y comportamiento, mientras que, finalmente, también se ha mencionado que pueden evidenciar ciertas necesidades en el sistema inmunológico.

7. Todo lo que sucede durante la adolescencia
Ese misterioso lapso entre la niñez y la adultez es largo e implica toda clase de cambios, biológicos, físicos, químicos, psicológicos y hasta neuronales. ¿Cuál es el misterio? Bueno, el misterio es por qué todos esos cambios ocurren en un período de tiempo determinado, por qué esta metamorfosis, con tantas revoluciones, reestructuraciones y modificaciones en todo el organismo ocurre conjuntamente durante la adolescencia y no progresivamente? En el resto de las especies animales, no hay un momento como la adolescencia de nuestra especie y la verdad es que aún queda mucho por entender al respecto.

8. El altruismo
El altruismo del ser humano (cada vez más ausente en nuestros días) es uno de los tantos comportamientos misteriosos y difíciles de entender que tiene nuestra especie. ¿Por qué compartimos, nos preocupamos por otros individuos, somos capaces de poner en riesgo nuestro propio bienestar o sacrificarnos de diferentes maneras por los demás? ¿Qué motiva esa compasión, ese obrar y esa actitud considerando que somos una especie competitiva y que en realidad estamos dando ventaja a otros individuos? Bueno, la respuesta no la sabemos. Evolutivamente, ¿es una estrategia para subsistir como especie? ¿Es una cuestión de valores, ética o moral? Quizá no necesitemos encontrarle respuesta, pero en términos evolutivos, realmente funciona.

9. La producción artística
La necesidad del Hombre por plasmar sus pensamientos, ideales, gustos estéticos, enseñanzas, experiencias, personalidades y viniendo perfectamente al caso, los misterios del ser humano en el arte ha sido objeto de ardua especulación. Así fue a lo largo de la historia, tuvimos quienes aseguraron que creamos arte para enseñar, otros hablaron del arte por el arte, otros del reflejo de los sentimientos y la esencia misma del creador, la mera producción de la belleza, la de crear cosas que despierten toda clase de sentimientos en otros humanos y una amplísima cantidad de postulados más. El consenso, sin embargo, continúa muy lejos de aquí y quizá lo mejor sea que nunca logremos explicar por qué hacemos arte.

10. Vello púbico
Originalmente, los primeros humanos teníamos el cuerpo cubierto de vello. A medida que nuestra estructura biológica fue evolucionando, gradualmente fuimos perdiendo gran cantidad de vello y diversos factores incidieron en el hecho. Hoy en día, tenemos cabello liso, escaso vello (también liso) en algunas partes del cuerpo y la particularidad de tener vello grueso en la zona genital. Resulta curioso, por ejemplo, que ocurra precisamente lo opuesto en los primates, nuestros parientes más cercanos, que tienen vello prácticamente en todo el cuerpo y nada tienen en la zona de los genitales. La generación de calor se ha esgrimido como explicación, siendo la más obvia, también se supone que tiene la función de irradiar determinados olores y proteger la zona de agentes patógenos, ¿pero por qué solo allí? No hay pruebas científicas que sustenten completamente por qué seguimos teniendo ese tipo de vello allí.



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